La víbora y la luciérnaga.
Cuentan por ahí que cierto día una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga.
La pobre luciérnaga trataba de escapar rápidamente, tenía bastante miedo; pero la feroz serpiente que la perseguía no estaba dispuesta a dejarla vivir.
Voló velozmente por un día, pero atrás de ella seguía la serpiente. Voló rápido otro día, y la continuaban persiguiendo. Otró día más, y ahí estaba su perseguidora.
Ya cansadísima, la luciérnaga se detuvo y le preguntó a la serpiente:
¿Acaso te alimentas de luciérnagas?No
¿Hice acaso algo que te lastimara?No
Entonces, ¿Por qué deseas terminar conmigo?- Porque no soporto ver que brilles.....SssSsSsSsSsS!!
Moraleja: No seas víbora, respeta, valora y alégrate de los triunfos y brillos ajenos. Trata a los demás como quieres ser tratado.
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